Gestemos emotividades
con razones supremas
que nos calmen
con hermosura y buen hacer.
Lleguemos a las caricias
que nos propongan
un deseo que serán dos
y casi la mitad
de la vida misma,
con la que hemos de cabalgar
hacia el futuro
desde un presente de excelencia.
Te adoro, y lo sabes;
y procuro demostrártelo.
Juan T.
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