Predicamos con la cautela del que quiere vivir entre momentos sugerentes, álgidos, con los mejores tonos y entre brumas de amor.
Nos agasajamos con las experiencias más leales y consecuentes mediante las hermosuras que preferimos y extendemos a través de la memoria.
Nos alcanzamos con una prestación de suficiencias no vencidas. Las conclusiones se han de reciclar en ciclos de puros anhelos de libertad.
La paciencia ha de ser la máxima para movernos por las fronteras de la belleza, que nos ha de iluminar parar dar con la paz y los buenos augurios en forma de anhelos básicos.
Hemos de mostrarnos sin errores repetidos, procurando avanzar desde la emoción misma. Nos consentiremos en los buenos plazos. Viviremos también.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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