Rastreamos en los seres que nos pueden dar lo que precisamos, y vamos hacia ese momento que es pura fuerza interior, con la que convivimos y mejoramos todo cuanto podemos.
Nos resolvemos con las memorias colectivas que nos llevan donde podemos andar un poco más. No suspendamos los motivos ciertos.
Hemos de vivir en las sugerencias interiores con las que nos trasladamos hacia el punto más grato, que compartimos.
Los momentos de gloria aparecen con flores que hemos regar y abonar desde la perspectiva misma del anhelo que hemos de destacar con gracias eternas. No paremos en los negociados de otras eras que nos glosarán cuanto tuvo algo de sentido.
Los sentimientos de amor nos han de demostrar que estamos donde se nos dicta una resolución sellada con capital importancia. Nos queremos, y eso quedará.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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