Arreglas mi corazón
con un beso,
con una mirada,
con el acierto de la vida,
que me propone
estar a tu lado
como cura perenne.
Has generado lo ideal
en ese entorno que nos provoca
con mejorías y tratamientos.
Me repones
en la posibilidad manifiesta
del contento, con pasión,
con previsiones y opciones
de liturgias queridas.
Hemos recogido las llaves
que nos abrirán la puerta
de la fe mayor
en el cariño genuino.
Juan T.
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