Los aires de la juventud en la que creemos nos llevan por sendas que nos permitirán seguir por lugares sombríos desde los que avanzar con reglas de oro. No malgastemos los tiempos.
Las serenidades de un cariño singular nos han de otorgar lo que más necesitamos. Nos debemos alimentar con gozos sin sombras. Podemos mucho.
Las virtudes de los buenos momentos han de realizarse hasta el infinito, en el que nos mostramos convencidos del amor genuino, que existe.
Subrayemos las motivaciones que nos encauzan hasta el óptimo vivir, que nos ha de destacar cuanto tuvo algo de sentimiento. Las destrezas han de ser mayúsculas para no abandonar nada atrás.
Los planteamientos de los años en los que fuimos sencillos han de acercarse al campo de la pugna peculiar con la que nos brindamos oportunas valentías.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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