Las olas
de la vida que comunican
desde el amor
nos invitan
a tomar esa taza de té
con mayúsculas.
Nos prestamos emociones,
en el trasiego deseado,
que nos sugieren
rastros de caricias
y de cariños sinceros.
Nos subimos
a esa carroza soñada
que nos propone mejoras
con abrazos suaves
que nos hacen eternos.
Nos haremos vivir
en la paz de siempre.
Tenemos que decirnos todo,
mucho, una verdad, millones de ellas,
con complicidades sanadoras
que nos aplicarán correcciones
en un mar de creencias mutuas.
Las olas hoy, por fortuna,
nos llevan:
alcanzaremos los reinos
que queramos.
Juan T.
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