Nos miramos
con aplicaciones queridas.
Nos reservamos
con abundantes objetivos,
que nos llevan
hasta ese segundo fundamental
que nos envuelve
con importancias que están
y que son con versiones
de genuinas pasiones.
Contemos lo que merece la pena
en esta relación que se vive
con espacios y aires
de libertad y con anhelos
que curiosean
por doquier
con planteamientos defendibles
desde un cariño singular.
Hemos abierto los corazones
hasta ese instante que justifica
lo que vendrá después.
Hay mucho más.
Juan T.
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