Eres la buena noticia.
Lo supe desde el principio,
cuando todavía no entendía
el milagro de dar
con el complemento existencial.
Es una suerte inmensa vivir
con alguien que te comprende,
que es esa parte que te falta,
que te ilusiona en los momentos oportunos,
que escucha, que atiende,
que relativiza, que enseña,
que incluso en lo comprometido da
con las teclas de la crítica necesaria.
No hay tantas inmensas noticias
en la historia diaria, en lo cotidiano.
Por eso hay que valorarlas.
Es una felicidad estar en paz
con uno mismo, el seguir adelante,
el tener salud y un quehacer que justifique
el paso de cada noche.
Sé que eres un escudo
ante las tormentas y los descalabros,
en los devenires recurrentes
con sabores variopintos.
Te has convertido en la cura,
en esa manta que abriga,
en la sábana que aporta suavidad
y aromas a amor de verdad,
que no es tan sencillo de encontrar.
Supe desde el inicio
de nuestras cómplices miradas
que todo mejoraría
en esa subida al trono del cariño
que protagonizamos
y partiendo del entusiasmo por una verdad
que, aunque de diversos matices,
siempre nos cita,
si lo es, con una sonrisa.
Eres entrante y final de ciclo.
Por eso nos renovamos.
Ésa, sin duda, fue la buena noticia,
la que vino contigo.
Juan T.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario