Construyamos las emociones
con actos sinceros,
dando lo mejor de nosotros mismos,
fomentando la paz
y agotando las ausencias
para sustituirlas por amor.
Seamos sentimientos reales
con fórmulas de campeonatos anónimos.
Vivamos el fragor
del anhelo básico, de la intención
que es, de lo que nos merece la pena.
Las premisas del partido
han de animar los tiempos
que vivimos, excelentes,
en los que no deben faltar las fuerzas.
Mantengamos el guión,
pero seamos ágiles
para improvisar besos y objetivos
que no han de tener espera.
Nos acariciamos:
ya sabemos cuanto aguarda.
Hay fe en este nuevo día,
que pasará a la historia.
Seremos más que una leyenda.
Juan T.
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