Ajustamos
los buenos reflejos
a los aires de la juventud,
que mantenemos eterna
con unas relevancias
de gustos suntuosos.
Hemos de abordar
lo más querido
con unas alternancias
que incrementen el amor,
hoy, ahora mismo, siempre,
desde el pasado hasta el mañana,
con deseos de paz.
Gustemos los honores
con unas improntas
que son roces
en las devociones que sanan.
Aparece
la entrega a la verdad
que nos conduce
con destellos cariñosos.
Nos sabemos felices
de verdad, entre confirmaciones.
Juan T.
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