Nos vestimos desde ya
con el día,
pero, venga como venga,
le cambiamos los botones
para que ajuste
a lo que necesitamos.
Ante todo,
nos hemos de sentir bien,
y también hemos de procurar
que los demás lo estén.
La mejor camisa complementa
un hábito que convertiremos
en la costumbre de la felicidad.
Salimos a la calle,
y nos entendemos,sí, con el día.
Sabe perfectamente
que queremos una sonrisa.
La nuestra está puesta.
¡Qué felicidad!
Juan T.
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