El cuento es escenario
de un encuentro
que nos proporciona
la mejor caricia,
la antesala de un amor
que nos ajusta
con inocencias potenciadas
con hechos,
fermentadores de la amistad
que llega un poco más lejos.
Compartimos el lecho
de los sueños.
Nos posamos
en una almohada que ya lleva
nuestro nombre.
Nos anunciamos cada día.
Sumamos
con los más óptimos efectos
de un cariño
que nos consuela,
que nos regala fines y convites.
Nos conocemos
para apuntar el fin
con lo que fue,
con lo que sigue.
Nos apropiamos de la meta
que es relevo
con resortes flamantes.
Nos inspiramos.
Somos felices
sólo con contemplarnos.
Juan Tomás.
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