La dicha es enorme. Somos entre consejos que nos devuelven a cuanto fuimos. Nos reponemos con el anhelo básico. Tenemos que estar.
Las dichas nos preparan con recuerdos que nos plantean qué hacer. Nos encargamos de estancias que son desde voluntades que ocurren con nombres de palabras no huecas.
Nos autorizamos a vivir en la mirada que nos recorre sin riesgos. Nos hemos de llamar con dependencias que aparecen con códigos de caricias renovadas.
Nos hemos de centrar en las noches que nos plantean impulsos para ir un poco más lejos. Nos hemos de mostrar con cooperación.
Buscamos palabras todos los días. Nos preparamos con términos que ayudan. Los sueños son ideales. Los rituales se reiteran. Los resultados son los apetecidos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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