Nos preferimos
con una regla de dos
que nos otorga sencillez
y delirio
por la relación
que consideramos perfecta.
Somos en esa noche
que alimenta
con donaire, con duende,
desde la emoción
de millones de besos
que nos reparten felicidad.
Nos enganchamos
a las caricias infinitas,
que nos proponen ansias
y pura libertad, siempre libertad.
Dediquemos los tiempos
más hermosos, los que merecen la pena,
desde la intención de ser
y en la voluntad de querernos.
Todo se ha aliado
para que sumemos y constituyamos
un universo de verdad,
de pura verdad, de gran verdad.
Juan T.
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