Añadimos un poco de amor
a la vida,
y enseguida nos alegramos:
crece como la mejor levadura,
y nos alimenta
con lo esencial,
a menudo olvidado,
pronto en el regreso a la felicidad.
Sumamos bondad y caridad
y nos enseñamos
a ser personas, con una fortaleza
surgida de la Humanidad,
que todos tenemos,
aunque a veces adormecida.
Contrastamos las ocasiones,
y vemos que éstas surgen
en positivo y con ilusión
cuando creemos en los demás.
Perdemos la noción del tiempo
y de la propiedad, de lo material,
cuando nos inculcamos valores
universales de razón y de sentimiento.
Un paso positivo con amor
nos incluye en los catálogos
de destrezas sencillas,
con sensibilidad y caricias.
Limpiamos los corazones
con actitudes y roces
de consentimientos y complementos
de óptimas intelectualidades
que nos aclaran el deseo.
Lo supremo está en el punto:
ese emplazamiento, hoy,
es nuestro, de los dos,
con afirmaciones y apuestas no interesadas.
La gestión por un magnífico día
está hecha, amor.
Juan Tomás.
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