Te tomo el deseo
y lo expando por todo mi ser,
que emprende la más placentera singladura.
Nos llevamos
por esos mundos que agradan
y nos permiten singularizar
lo que tuvo motivos
y también cuanto no se expresó en ganancias.
Albergo la más paciente empatía
y me cobijo en tus aires,
en tu piel, pegándome a la perfección.
Hemos iniciado el día.
La decisión es que no se escape
ni un solo segundo.
Cada uno será nuestro.
Juan T.
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