lunes, 20 de julio de 2015

Respirar

Respiro en tu boca
y arriesgo
ante una noche
que nos despertará
a una nueva realidad.

Me sincronizo
con tu corazón
y veo en ti a un gran Dios,
que presume
de la voluntad de ser y de entender
lo que fue
y de cuanto nos invita
a un sugerente viento de amor.

Respiro,
y, lejos de agotar el aire,
lo potencio en tus brazos,
que me encienden y empujan
al placer infinito.

Te canto entre recuerdos
que contribuyen a los cambios.
Es su hora, la nuestra,
y por eso hemos activado
los relojes naturales del cariño,
que hace: tic tac, tic tac, tic tac...
Eres tú, es tu pulso,
es tu respiración...
Y la mía, que no acaba.

Juan T.

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