Te invito al festín
del amor:
sonrío en ese momento
que nos aparta
de lo que no conviene.
Te respeto y te soy
en la sinceridad
que me provoca
con cambios que transforman.
Soy mejor
porque te tengo,
porque me enseñas,
porque valoras,
porque me sigues,
porque dependo de ti.
Te invito
sabiendo que he preparado todo
porque te necesito
para saborear el manjar
del cariño.
El respeto nos lleva
a la devoción,
y ésta a la sana locura.
No tenemos remedio,
ni queremos tenerlo.
Juan T.
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