Visualicemos los problemas y aseguremos los pronósticos con
unas ansiadas caricias que nos han de llevar hasta el pedestal de un amor
único. Pretendamos la serenidad.
No busquemos sombras. Las hay, y se localizan fácilmente,
pero a la misma distancia podemos hallar respuestas, positivismo, e intereses
desgranados con aficiones claves.
Hemos de ubicarnos en los puntos de unos intereses
objetivos que nos deben conducir por los retos más singulares.
No molestemos a quienes vienen en son de paz. Debemos
apostar por ellos. Nos hemos de inducir a mejoras constantes con los amigos y
vecinos, a los que hemos de tratar en son de paz. Nos merecemos el sosiego.
Calmemos los objetivos con los que nos movemos.
Investiguemos a través de los buenos aires de una juventud
que nos sirve para superar los temores que nos envuelven con las
circunstancias.
Asumamos los óptimos pronósticos con unas cautelas que nos
devolverán a cuanto fuimos. No presumamos en la inutilidad. Miremos al pasado
para ser nosotros mismos, para avanzar. Podemos causarnos mucha felicidad sólo
con la intención, con la mejor postura. Lo constatamos.
Singularicemos lo que nos viene con una promesa querida.
Hay ejemplos de amistad y de superación por doquier, y de mucha bondad y de generosidad,
de los que hemos de aprender si queremos ser joviales de verdad. No vivamos lo
complejo teniendo lo sencillo a mano. Aprovechemos el escaso tiempo.
Expresemos los aspectos de unas fiestas con las que nos
hemos de inmiscuir desde la convicción de que el equilibrio viene con sus
toques maestros si lo experimentamos con certeza y sin melancolías.
La historia personal se construye con vaivenes, en
altibajos, con prácticas que no siempre comprendemos. Analicemos, no obstante,
cuanto sucede y vayamos hacia esos mares en los que podemos formarnos con
humanidad y con adecuados pronósticos.
Anhelos básicos
Los recursos han de ser optimizados a cada segundo. Juremos
amistad. No fragmentemos los anhelos, que han de ser básicos para la proximidad
más densa y fecunda. Pongamos todo el afán en el punto crucial para progresar
en comandita. Todos juntos podemos señalar mucho mejor el itinerario.
Los equívocos, deslizamientos, caídas o retrocesos incluso,
por errores de toda índole, son consustanciales al ser humano. Lo ideal es que
saquemos provecho de las perturbaciones y que seamos realistas en los
resultados que conseguimos a medio o largo plazo.
Estimemos con altura de miras, con serenidad y con la mejor
fe posible. Apliquemos las normas que nos invitan con virtud y vehemencia a
extender lo bueno, que siempre es la columna de lo que ha de acontecer.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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