Nos preferimos con caricias
que nos conduzcan a la salvación.
La elección es cierta y sencilla,
pero toca tomarla,
y ahí los humanos hallamos
excesivas diferencias
que hemos de mitigar
con cimientos de amor.
Nos preferimos:
lo que debemos es ofrecernos
con hechos que eliminen
cualquier duda metódica o caótica.
La decisión, para que esté tomada,
ha de ser efectiva, cierta.
No ha de ser difícil,
si, como sabemos y decimos,
nos preferimos.
Juan T.
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