Viaja hasta mi corazón,
y allí verás
lo mejor de cuanto soy.
Viaja,
que el billete es gratis
y el sabor supondrá
el mejor recorrido de tu vida.
Tómate un tiempo.
Esta singladura
no tiene precedentes:
por especial te enganchará.
¿Oyes mi corazón?
Es la señal de tu destino.
Al pedir el boleto
no lo abones.
Ya lo iremos pagando
en forma de pasión y de talento,
aunque puede que no sea
a partes iguales.
Súbete al carro alado
de ese corazón que suena, el mío,
y que no te importe nada más.
¿A qué esperas?
Juan T.
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