Los anhelos son esos
destellos que nos guían de buena mañana. Es un placer mirar el cielo y ver
reflejados en él las maravillas de una Creación infinita, una parte perceptible
y otra intangible.
La voluntad todo lo puede. El
gesto, las intenciones y los actos en pos de una misión que nos defina y haga
felices simbolizan las bases de un porvenir en el que sumaremos siempre. Lo
sabemos cuando actuamos de manera conveniente, equilibrada, e incluso cuando lo hacemos asumiendo riesgos.
Mancomunar experiencias y elecciones nos fortalece. Tenemos
todo el universo a nuestro lado. Hemos de afirmarnos desde el enunciado de lo
que nos sucede cotidianamente, que siempre tiene un porqué. No desarrollemos
nuestras vidas en balde. Todo es fruto de algo que hemos de caracterizar para
potenciar lo bueno y dejar atrás lo pésimo.
Con paz
Empecemos el día, por ende, llenos de paz. No miremos
donde no conviene ni para tomar impulso. Las energías están dentro y en esas
amistades que todo lo procuran. Dediquemos horas a lo merecido.
Seamos personas sin
inconvenientes vacuos que nos arrastren a una pérdida existencial. El presente
es posible, pese a los avatares, desde la emoción de cada instante, que es
decisión provechosa, o debe, y nos brinda un nuevo paso.
Configuremos la mejor
radiografía, y luego hagamos de ella una expresión ideal de lo que nos permite
el hallazgo de la justicia y de la dicha a partes iguales. Los elementos que
nos rodean nos reportan los ingredientes esenciales para el mejor guiso. De
nosotros depende su combinación y su tiempo de elaboración. Los maridajes
determinan los resultados.
Estemos, en lógica reflexión,
dispuestos a transformar lo que sea menester para que el día que ha llegado sea
hermoso en puntos fundamentales, y, por qué no decirlo, también en los
accesorios, en cuanto reclamamos para aquellos que amamos. Lo que sembremos en
ellos nos alcanzará de alguna manera.
Juan Tomás Frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario