viernes, 24 de julio de 2009

Consideraciones de un cronista novato

CONSIDERACIONES, IDEAS Y SENTIMIENTOS
DE UN CRONISTA NOVATO
EN EL COMIENZO DE SUS MENESTERES

Se aproxima el verano, y con él la mudanza estacional. Es una ocasión como otra cualquiera para hacer balance. Es bueno recapitular ideas y congregar sentimientos y deseos cada cierto período de tiempo. Lo hago ahora. Con ese ánimo, me detengo unos minutos y me hago a mí mismo una serie de consideraciones que espero cumplimentar e implementar todo cuanto pueda.

Además, quiero que ustedes sepan y conozcan las inclinaciones, a modo de sentimientos, que tiene quien les habla, venido de tierras cercanas, y que bien podría haber nacido aquí, habida cuenta del tenor de las gentes que hallo entre vosotros y vosotras. Con motivo de mi nombramiento como cronistas de Gea y Truyols he aquí unas cuantas reflexiones.

Lo primero que me gusta destacar es básico. Recordando a Ryszard Kapuscinski, subrayemos que debemos ser y comportarnos lo mejor que podamos, teniendo a los universales éticos como referencia. Defiendo, sobre todo, el mantener actitudes solidarias, el compartir todo, el desarrollo de la empatía, el fomento de la ayuda a los demás, el ser positivos, el adecuarnos a lo que sea más equilibrado y ponderado.

Actuemos, pues, y ése es mi consejo, baremando todo lo que podamos, con justo sosiego. Digamos también, con la mejor de las intenciones, todo lo que sucede, y pongamos en marcha un buen sentido de la orientación desde el que nos dispongamos a abrir la mente y a considerar al resto de conciudadanos y conciudadanas como iguales, porque lo son: no lo olvidemos. Todos somos iguales.

Pensemos que cada cual tiene su verdad, que podemos aprender incluso del que, a priori, menos conoce. La vida es un viaje hacia la experiencia en la mejor de las perspectivas. Lo ideal es que tratemos de ir enmendando los equívocos o los frenazos que se vayan produciendo.

Procuremos, cada jornada, aprovechar el tiempo, desde el mismo amanecer, para realizar el bien, para mejorar nuestra cultura y nuestro intelecto, y para subirnos al carro del progreso bien entendido, en compañía de los demás (insisto en ello), fundamentalmente de quienes menos tienen.

Los corazones han de ir abiertos de par en par, inclinados hacia el infinito, prestos a contemplar la luz de los convecinos/as. No hay nada más sencillamente útil para nuestro bienestar, para el cultivo de lo que nos rodea, que generar paz, sosiego, tranquilidad y una base coherente y fuerte para edificar, desde el cariño, el aprecio y hasta el amor, un engranaje fuerte y fortalecido.

El corazón a la escucha, el no dejarnos condicionar por aspectos estériles y baldíos, el seguir adelante ante la adversidad y frente al fracaso, son armas que, junto al coraje, nos invitan y permiten llegar un poco más allá. Sabemos que hace más el que quiere que el que puede: siempre es de esta guisa. Dejemos paso a la voluntad. Por delante tenemos muchas satisfacciones.

Y como uno quiere aprender con esta nueva tarea, que ya prometo que cumpliré lo mejor que pueda, os cuento que me debo a los 1.001 vecinos y vecinas que contempla el padrón del año 2008, pero también a todos aquellos que viven aquí de manera ocasional o que han decidido más o menos recientemente el estar en estos lares y disfrutar de sus gentes, de su geografía, de sus riquezas gastronómicas, de sus fiestas, del buen sentido del humor, de la cultura agrícola, etc.

Les resalto, asimismo, que ya me identifico con estas tierras cargadas de historia y de un rico paisaje que hemos de conservar

Son estas tierras, ya mis tierras también, situadas a 185 metros por encima del nivel del mar, con un perímetro, el de esta pedanía de, más de 51 kilómetros cuadrados, son, digo, unos territorios cargados de historia, una historia que viene desde la propia cultura argárica, de la que se han encontrado numerosos testimonios en las vecinas sierras del Garruchal o de Columbares, o del propio Puerto de la Cadena. Buscaban, aquellas gentes, alturas para no caer ante los peligros de una naturaleza, entonces, muy hostil.

Pero viniendo a momentos más cercanos, son los romanos, y también los musulmanes, los que ven en estos parajes unos lugares de fronteras para ejercer la agricultura y también la caza. La encrucijada es perfecta respecto de las concentraciones de población de Murcia y Cartagena.

El olivo, el almendro, los cítricos, como árboles controlados por el ser humano son testimonios del paso de éste por un lugar que, con las repoblaciones tras el medievo, ya tendrán los topónimos que ahora conocemos de Gea y Truyols.

Uno mira el cielo y ve rapaces como el águila perdicera, como el búho real, así como aves de tipo menor de todo género, como el gorrión. Miramos el suelo, y, con paciencia (no se alarmen, por favor), vemos huellas de gatos monteses, de zorros, de reptiles, de culebras, de anfibios, donde el agua aún permanece, etc.

Es un medio, éste, pese a la pertinaz sequía, un medio entero y lleno de luminosidad y de belleza, que compartís, vosotros y vosotras, vecinos y vecinas de Gea y Truyols, con los que vienen de fuera.

Hablamos, hablemos también, de la gastronomía, tan rica o más que en otros lugares del municipio murciano. Desde esas suculentas migas o el estupendo zarangollo hasta el tocino de cielo o los paparajotes, que hacen que dejemos la dieta para otro momento. No olvidemos tampoco esas migas conocidas en toda la provincia, y puede que incluso más allá de ésta.

El crecimiento de población más o menos itinerante hace que haya una vuelta a un deseo de recuperar historia y cultura. Precisamente ahora se está haciendo un libro que anhela recuperar esa estela.

Sitios para ver aquí, poniendo en primer lugar el paisaje, hay, son, bastantes: la plaza del pueblo, la Casa de Gea, la del Pino, los aljibes de arrastre, las mismas plantaciones, que arrancan lo mejor de la tierra. Además, cada átomo de aire esconde momentos de una historia tranquila y cercana, que hemos de participar al viajero, para que se “recoste” aquí sin prisa y sin pausa. Habrá que insistir en ello.

Me siento encantado, como ven, como veis, de estar entre vosotros y vosotras como cronista de la zona. Contaremos muchas cosas, y para eso ya sabéis que os necesito a todos y a todas.

Les cuento también que tengo el deseo y la vocación de la comunicación como conocimiento, como cercanía

Cinco mil años de historia avalan el hecho de que todo se aprende, haya más o menos obstáculos o dificultades. Con una sinuosa intensidad, el ser humano ha ido despertando a nuevas realidades y a progresos que le han llevado, y le portan, a cotas de bienestar muy interesantes, pese a los claros y oscuros existentes. Resaltemos que, hoy en día, hay más opciones que nunca, y, por ende, la obligación de mejorar nuestros intelectos es también mayor.

Las crisis financieras de quienes buscan más y más beneficios no han de ser las nuestras. El conocimiento en forma de planteamientos, de saber hacer, de experiencias, de críticas, de cautelas, de conformismos, de voluntades, de atrevimientos, de empeños variados, etc. sigue manifestándose de maneras muy singulares y siempre prestas a que todos unidos podamos aprender en la medida que queramos y lo precisemos.

El bagaje con el que nos movemos ha de ser ligero. Los conocimientos están ahí, y lo están siempre. No hay que atesorar lo que no podemos consumir, y, además, conviene que esa asimilación sea pausada para que la podamos entender, para que la vayamos digiriendo sin problemas. Estaremos listos cuando lo urgente sea habituarnos a ir más despacio. De este modo tendremos más memoria para todo, incluso para nosotros mismos, para nuestras cosas.

En este sentido, mi papel como cronista me permitirá mirar esa intrahistoria de la que hablaban los escritores del 98, de 1898, con el fin de entender más y mejor comportamientos, deseos, propuestas, actividades, iniciativas, filias y fobias, quereres y rechazos. Como quiera que lo gráfico cuenta y mucho, ese libro retrospectivo con fotografías de otros momentos, nos ayudará a ver parte de la realidad de nuestros ancestros.

Igualmente les planteo la necesidad de ir hacia una necesaria ética en las relaciones humanas, en la misma comunicación

Marean los números, pero están ahí. La existencia humana está rodeada de un gran número de circunstancias que a menudo hay que objetivar para entender lo que ocurre, e incluso para comprender lo que no sucede. Un niño contempla al año unas 9.000 horas de imágenes con un contenido claro y pernicioso de violencia. Algunos informativos emblemáticos de la televisión contienen hasta un tercio de noticias basadas o relacionadas con datos o hechos definidos por la violencia.

Las prisas, las búsquedas de mayores audiencias y el deseo de llegar los primeros con los impactos visuales y/o noticiosos más fuertes producen distorsiones. Decía MacLuhan que el medio es el mensaje. Creemos que ahora es así más que nunca, más que cuando se enunció este aserto.

Nosotros vamos a defender, desde estas funciones de cronista, que ustedes, que el ser humano, que el hombre y la mujer, son, sois, la medida de todas las cosas.

Como quiera que la precipitación y la competencia atroz nos conducen a una realidad profesional y empresarial que necesita un análisis y puede que alguna revisión, nos planteamos la necesidad de unos encuentros, los que hemos de mantener, basados en la Comunicación y en la Ética, unos elementos éstos que han de vislumbrar los derechos de la sociedad. La idea es abundar en todo esto, en más cuestiones comprometidas, y, sobre todo, llegar a algún tipo de conclusiones que nos sirvan conjuntamente. Juntos, compañeros y compañeras, siempre podremos.

Comenzamos, por consiguiente, la andadura de una nueva realidad, que es continuación de la anterior. Seremos felices conociendo quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. No habrá verdades absolutas, solo puestas en escena de deseos de verdad. Repito: juntos podemos. No dejemos que nos convenzan de lo contrario.

Gracias, de corazón, por este nombramiento, que me llena de orgullo.


Juan Tomás Frutos,
Cronista Oficial de Gea y Truyols.

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