Se fue el amor.
Era de esperar,
lo aguardaba,
pero no pude evitar
el aturdimiento
de la distancia
y del calor
con llamas que queman
el alma agujereada
por la falsedad
de una relación
que mantuvimos en pie
con demasiadas precauciones.
Me callo
ante las inapetencias
de un destino cruel.
No quiero seguir
por la senda
de la inoperancia,
del fracaso repetido
con versiones con llanto
y sin sorpresas agradables.
No recomiendo nada.
Ya ha habido bastante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario