Hay que saber
olvidar.
Saber es
saber,
esto es,
poder.
Todos
recordamos episodios
que nos
turbaron y preocuparon
en exceso, con
dolor, con pena.
Día tras día
estuvimos con ellos,
entre ellos,
con un sí y un no,
procurando
avanzar,
aunque no
podíamos,
concurriendo a
esa esquina
donde
queríamos toparnos con lo perdido.
Las cosas que
duelen
duelen mucho
al principio.
Quizá por eso
duelen más,
porque dejan
de ser importantes
con el paso
del tiempo,
y lo sabemos…
Por fortuna, hay
un día, un buen día entonces,
en que
sencillamente lo olvidamos.
Juan T.
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