Te tengo.
Me acaricias.
Nos entregamos.
Damos con esos instantes
que se vuelven días,
con días que justifican
la voluntad de una vida
que alcanza
la meta de la fe
en lo humano
por nosotros mismos.
Nos tenemos
entre suaves deseos
de un amor
que respira, hoy,
intuyo que siempre,
al unísono.
Juan T.
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