Vivamos la memoria
que nos hace felices,
ésa que podemos fecundar
de buenos hechos,
de creencias en cuanto fuimos.
Experimentemos
lo que tuvo motivos
y altivas intenciones
hacia la paz
que nos encumbró
con reglas sin compromisos.
Estiremos la pasión
hasta esa cumbre
que nos puede regalar
intereses con sus bondades
más o menos creíbles.
Sepamos lo que somos,
cómo ser, desde la firmeza,
y apostemos por la vida.
Juan T.
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