Empatizamos
entre anhelos de libertad
que nos llevan
a ese punto crucial
que nos devolverá
cuanto fue y tuvo
algo de sentido.
Nos importamos,
y ya lo sabemos
con las demostraciones diarias,
que nos aclaran
quiénes somos y por qué.
Nos dedicamos
a la vitalidad más manifiesta
con intereses quebrados
que nos brindan
instantes de superación.
Ya no dejamos nada atrás,
nada de valor, digo.
Juan T.
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