Vinculemos los territorios
del amor sigiloso
desde los besos de la amistad
que arriesga todo
para ganar el cielo
en un planeta esquivo.
Afrontemos la esperanza
con la voluntad expuesta
al fracaso y al anhelo.
No vencerán nuestros ánimos,
inclinados hacia un mar
de sentimientos que se amparan
en abrazos fecundos.
Apuntemos hasta atinar
con el gran objetivo,
que es vivir sin planes,
haciendo camino en un océano
de opciones de colores, maravillosas.
Unamos los ámbitos que importan,
y seamos sensatos sin serlo,
viviendo, arriesgando, besando,
amando, sencillamente existiendo.
Juan T.
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