Consultamos
a ese corazón
que es almohada
en la entrega cotidiana,
y procuramos no perder
la esencia de los sueños
de una juventud
que se quedó en una esquina.
Nos definimos
en espacios y con actividades
que recuerdan lo mejor
de nosotros mismos.
Tenemos mucho que compartir,
pero para ello precisamos
no tener miedo
y volar, volar mucho,
hasta que de nuevo alcancemos
nuestras razones de ser.
Juan T.
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