Nos convencemos
de una Navidad
que pide posibles
para reflexionar
sobre lo repetido,
con el fin de que mejore.
Nos insistimos
con ese amor
que ha de llegar
a los corazones cercanos,
y también a los lejanos.
Nos imponemos
las reglas de oro
que tienen que ver
con la felicidad y la solidaridad,
con la independencia
y con las razones para el entendimiento.
Nos acercamos
a ese plano de la ilusión
que todo lo dictará
para dar con la cosecha,
con la seguridad.
Juan T.
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