No vivamos en la torpeza de no saborear lo que tenemos, que es mucho. Apliquemos lo sencillo ante los avatares más grandes.
Podemos asumir multitud cambios, las transformaciones más dolorosas. Hemos de ser en la voluntad de una creencia en el ser humano, que llega con una gracia de pura eternidad.
Nos calmaremos cuando las cosas vayan de manera más turbulenta y seremos en la negociación de lo colectivo, que nos deberá ayudar a seguir adelante con coraje y vehemencia. Ésa es la actitud.
No alimentemos las increencias ni las penas. Los dolores se extinguen o se aplacan un tanto, debemos, para superponerles la felicidad, que es más fuerte.
No analicemos todo. No siempre hay una explicación para lo bueno y para lo malo. No agotemos los recursos. La existencia es pura potencialidad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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