Nos damos
esa vida que nos adelanta
recreos de amistad
que nos ponen
donde queremos
con criterios de denso entendimiento
que podremos compartir
cuando llegue el momento,
que, sin duda, aparecerá
con días y fortunas diáfanas.
Nos otorgamos
la suficiente paciencia
para amar y ser felices
con un distingo medio mágico.
Ya no somos mitad,
sino concepto entero.
La gratitud eterna
es sólo el comienzo
de lo que podemos generar.
Te beso.
Juan T.
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