Me desvelo
en tu cuerpo de suavidades,
de efectos positivos,
cargado de rayos de esperanza,
de cariño, de futuro,
de sostén en un universo cambiante,
que, en ti, no ofrece problemas.
Me distancio del mundanal ruido
y entro en esa primavera
que me despierta con magia,
con gozo, en la equidad de lo humano,
con justificaciones no interpretables.
Dejo que la noche transcurra
mientras fluimos
en el mismo espacio y tiempo.
Nos hemos despertado
entre sueños y con la fe
en esa verdad relativa
que nos aguarda con garra.
Mientras recorremos
las mismas sendas
observamos que hace tiempo
fuimos uno,
y eso nada ni nadie
lo puede cambiar.
Quizá por eso me desvelo:
para recordarlo,
para recordarte emocionado.
Juan T.
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