Comienza el día con el anhelo de vivirlo en libertad, con voluntad de mejora, de calma cuando menos, aunque los riesgos aguardan en forma de caricias y opciones de alegría. No debemos desdeñarlos. Las apuestas bien intencionadas han de valernos un fin añadido de solidaridad con los elementos y sus circunstancias.
El alba nos ha regalado esos rayos de esperanza que ahora tenemos que optimizar nosotros. Nos hemos de unir a las ocasiones más queridas. Desde el pórtico de la ilusión, que debemos atravesar, se experimentan las oportunidades existenciales, ésas que justifican el deambular que decía el poeta.
Miro al cielo. Veo los sonidos de los espíritus que siempre nos acompañan en forma de universales pacientes. Amamos hasta las condiciones más ignotas. Las garantías no son buenas, y por eso no las perseguimos. Será lo que tenga que ser, pero, en todo caso, ayudaremos a la jornada para que cada segundo tenga su planteamiento adecuado. Lo hemos de procurar.
Es sabroso el panorama. Tomemos las porciones que nos corresponden. Será divertido, y probablemente hasta aprendamos. No debemos pedir más. No obstante, ocurra lo que ocurra estemos preparados para improvisar.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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