Nos fundimos
en ese enamoramiento
que colectiviza
las amistades profundas.
Nos saludamos
con el mejor hola del mundo,
con las diversiones
que nos proponen continuar
hasta ese inicio de lo auténtico,
de la suave caricia de esta relación
que será siempre perfecta.
Nos dormimos
con sueños que nos mantienen
en lo más alto.
Hemos de hablar
de cariño, de amar, de ser
y de entregarnos
a las conformaciones de una realidad
ligera, única, excepcional
en sus márgenes múltiples.
Debemos ver
que lo tenemos todo
para ser felices, mucho...
Juan T.
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