Reparamos en los objetivos básicos, que nos llevan con lo propio y con lo extraño, con lo que tiene sentimientos que nos hacen vivir lo profundo, lo estimable.
Nos hacemos caso con reformas que nos proponen habitáculos de certezas relativas que nos conducen por amatorias inclinaciones hasta el final que es inicio.
Los ciclos nos contrastan algunos pareceres, que son en el camino compartido. Nos debemos la vida feliz. Nos tendremos que brindar un poco de más bienestar.
Las directrices nos sirven para empatizar con las etapas claves. Vamos hacia ese mar que es fruto de sensaciones de tranquilidad.
Vamos hablando, según nos referimos, del fin que es amor, que es comienzo de nuevo. Conozcamos los aires que nos distraen con unas mansas caricias que nos han de preferir con registros transparentes.
Juan Tomás Frutos.
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