Todo el mundo lleva su cruz a cuestas. Puede que
varias. De tamaños, de pesos, de costes, de opciones, de fracturas, de
posibilidades, de caídas por ellas, de dolor… todos sabemos… mucho.
Lo importante es sobreponerse a ellas, convivir con
ellas, afrontarlas con valentía dentro de los temores que todos podamos albergar,
que, de suerte en suerte, nos invaden, pero no debemos dejar que nos ganen. La
partida, debemos decirnos, siempre es nuestra.
Estamos en plena Semana de Pasión, en unos días para
recordar, para revivir desde la experiencia lo que fue y lo que pudo haber
sido. La vida son ciclos: de nuevo caemos en la cuenta de ello.
Contabilizamos gentes que se van, personas que
vienen, opciones perdidas y otras muchas que surgen, vencimientos y re-inicios.
Todo lo bueno está por ocurrir. El consejo es que mantengamos los ojos bien abiertos
para no perdernos lo crucial en relación a aquello que nos sucede, para ser
capaces de interpretarlo.
Vivir, de algún modo, es revivir, y no sólo por repetir
experiencias con las oportunas o respectivas circunstancias de cada etapa, sino
porque hemos de ahondar en las opciones que tenemos, que son muchas, bastantes,
a menudo infinitas, para ser felices.
Es una semana para los que creen, para los que creerán,
para los que aún andan de camino hasta sin saberlo. También son jornadas para
rememorar a quienes se encuentran en otra dimensión, como la querida compañera
Carmen: cada una de estas mañanas le mandaré un beso.
Y mandaré más besos y abrazos, esta semana y
sucesivas, porque no estoy dispuesto a esperar que sea demasiado tarde para
demostrar que amo a quienes tanto se lo merecen por multitud de motivos. Es mi
particular Semana de Sentimientos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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