sábado, 3 de mayo de 2014

Defender la suerte

Con un beso
salimos del desierto,
de la soledad, de la opresión,
de la carencia, del dolor,
de la pena, del hastío,
del cansancio.

Con un abrazo
solventamos los problemas
y nos agarramos a las promesas,
que experimentamos cumplidas.

Con un deseo compartido
llegamos a la emoción
del silencio, de la complicidad
con y sin palabras.

Con el roce suave
de las manos, de los labios,
de las certezas entre nieblas,
sugerimos un camino emocionante
que nos hace cabalgar
hasta un porvenir de felicidad.

Todo lo doy por ese beso,
por ese abrazo, por ese roce suave,
por vivir a tu lado, por ti.

Aguardo que la correspondencia
sea dinámica, generosa y pródiga
en el ciclo que vivimos.
La suerte, compañera del alma,
hay que defenderla.
Hablo de todos los días.

Juan T.

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