El amor que primero se aprende es inolvidable. Es el mejor modelo, el que nos guía, el que recordamos como experiencia de vida cuando somos mayores, el que nos influye para tomar decisiones en uno u otro sentido.
El amor, como suelo repetir, es todo en la existencia humana: un cariño que va desde lo abstracto a lo real, haciendo que se sostengan valores como la bondad, la solidaridad o el altruismo.
Todo ello viene del primer amor, de ese gran amor, del incondicional, de que nos enseña a ser personas, de la madre, de nuestra madre, que nos muestra cómo querer a los demás y a nosotros mismos, variando incluso los factores, pero siempre con el más óptimo resultado.
Gracias, mamá, gracias a todas las mamás, por ser como son y por apoyarnos tanto. El mejor regalo es que nos tengamos.
Juan Tomás Frutos.
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