Nos necesitamos
por siempre,
en la ida y en la vuelta
del proceso existencial,
con importancias que son besos
con su sencillez y aspectos genuinos.
Nos precisamos
sin obligaciones inciertas,
con la belleza del día a día,
con la voluntad de seguir
hacia tierra firme.
Nos especificamos
con recuerdos y reformas que nos atan
al amor mismo,
que todo lo da
y todo lo puede
desde la emoción más singular.
Nos hemos de sincerar
con unas brumas que imparten
doctrinas y empeños
por y para estar bien.
Nos necesitamos con transparencia,
con total libertad,
siendo uno, dos, siempre uno, siempre dos,
con la gracia que nos otorga
la convivencia imperfecta-perfecta
que es la que se deriva del amor.
Es bueno necesitarse de verdad.
Es necesario proclamarlo y demostrarlo.
Juan T.
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