sábado, 6 de diciembre de 2014

No lleguemos tarde

Mirar el día
es ver reflejos,
pero cuando en ellos
observamos a seres queridos,
a gentes que nos ayudan,
a personas de bien,
nos indicamos,
porque es verdad,
que hemos sabido elegir,
que hemos tenido suerte,
y que el viaje
es y será más tranquilo
y con más provecho.

Nos queda, claro,
el deber de optimizar
los recursos, de compartir
el beneficio, de mantener
el ritmo y el deseo
entre diversiones y compases
que adivinen y cosechen
lo más hermoso y espléndido,
esto es, la vida misma.

Perdernos en tontos o en tonterías
es un atraso.
No olvidemos que apenas conviene
que lleguemos tarde.
¿Ponemos los relojes en hora?


Juan T.

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