Consultamos
el amor que nos profesamos.
Nos da fortaleza.
Somos
en la trayectoria que distingue
cuanto fue
con normas que nos aclaran
el futuro prometedor
que compartimos.
Hemos sabido todo,
lo más querido,
lo hermoso, cuanto tuvo sentido,
y nos encendemos
en esa carrera que pregona
caricias hacia el mar,
que nos entrena.
Nos hemos esculpido
con suavidad, con caricias,
definiendo las memorias
que nos conducen
con historias que fueron
en la misma verdad
que nos complace.
Nos recogemos entre objetivos
que caracterizan lo que experimentamos,
que es paz y dicha
por albergar un amor auténtico.
¡Que no falte!
Juan T.
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