Sabes
que el deseo
yace en los buenos corazones.
Lo intuyes:
lo ves en mis ojos,
aún desconocidos,
reflejados en estas palabras,
así como en las miradas de las personas
que te aman,
que extienden sus sentimientos
hasta un infinito que sana.
Has sido, eres,
y serás dicha en esta familia,
y a ella nos iremos sumando
gentes de la Cultura,
de la sociedad, de ese día a día
que hace vida, la tuya,
la de todos, en cualquier rincón,
en nuestro pueblo,
en cada centímetro del planeta azul
que desearíamos dejarte en herencia
con todo el cariño posible.
Ponemos nuestro granito de arena:
dentro de unos años
verás en estos versos
el amor a todo lo intangible,
que es la estimación suprema
por no poderse valorar.
El atrevimiento de tu abuelo
te hizo este regalo.
Tuyo es:
un poco mío al principio,
pero, sobre todo, tuyo.
Vi tanto afán en él
que yo mismo también te lo transmito.
¡Ojalá que los Dioses te mimen mucho!
Yo te dejo un poquito de mi corazón.
Juan T.
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