Te imagino poderosa,
con autoridad, llena
de vida,
conmigo, feliz,
y yo contigo,
siendo lo que somos
en una historia perfecta
como las de la niñez.
Te intuyo a mi lado,
y yo al tuyo,
por siempre, sin ruta,
sin principio ni final.
Te sueño y te escucho,
y hallo en todo lo confesable
y en lo que debo callar
la paz de antaño,
justo en esa dosis
que puedo y debo tomar.
Te imagino fuerte,
y yo también en mi debilidad.
Juan T.
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