Tomamos el té
de la paz
que nos insufla
emociones y creencias
en el propio ser humano.
Nos tendremos por siempre.
Hemos de generar
deseos y preferencias
para sugerir el incremento
de un quehacer
que nos unirá más.
Consideramos
lo esencial, lo auténtico,
y nos abocamos
a la verdad permanente
que todo lo explicará.
Juan T.
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