Acércate a mis labios:
te dirán
lo que siento,
y, con ellos, también,
experimentarás la suavidad
de un amor
que reinventé por ti.
Ellos, mis labios,
te susurrarán, te contarán,
te rozarán, te calmarán incluso,
ofreciéndote la salubridad
de una relación
que consideraremos perfecta
sin pedir ni mucho ni poco.
Acércate con naturalidad,
que tengo mucho que contarte.
Juan T.
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