Nos subimos a esa atalaya que nos rectifica: en ella aprendemos de razones que nos aclaman con soltura.
Nos hemos de ver en las urgencias que nos proponen seguir y ser con titulares que no titubeen. Nos aclamamos con mucho cariño.
Sepamos a través de ese bien que nos dignifica. Nos ponemos a colaborar. Hemos hallado motivos. Nos agasajamos.
Nos centramos. Hemos sido. La noche es. Nos emparentamos. Nos consultamos. Nos tratamos muy bien.
Hemos de pintar el mar de color azul. Nos pararemos para comprobar si vamos por el lugar adecuado. Nos amoldaremos al futuro.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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