Imaginamos
que el amor nos vuelve
locos:
seguimos
por derroteros amplios
como dándole perspectivas
para razonamientos ilógicos
y nos transfiguramos
en lo hermoso
con una cautela linda,
sincera, cariñosa, simpar.
Nos meditamos
con resortes y recuerdos
que nos presentan
un deseo de estar
en ese afán mayúsculo
de vivir de verdad.
Nos declaramos
con anhelos superiores,
y vamos, siempre vamos,
hacia un mar de sensaciones.
Lo ocupamos.
Juan T.
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