Te confesaré
un buen día,
de esos que no sean
de cobarde,
que hay más amor
en mí
de lo que soñé
cuando niño.
Lo diré
como el que no quiere
adecuarse al destino
marcado por derrotas,
por sencillas
palabras que no creyeron
en la bondad
y en el porvenir
con felicidad sumada.
Concluiré
que las cosas
pueden mejorar
con un sí quiero
sin contratos ni materias
primas extrañas
o simuladas en otros.
Los conceptos
y las situaciones serán
otras, las soñadas
con esa complicidad
que nos gusta
desde hace un tiempo,
corto pero intenso.
Algún día...
te lo confesaré, amor.
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